La explosión del sujeto es el primer título de una trilogía. Primero fuera del orden cronológico de su aparicion. Inicio, sólo, de un pensamiento que lo sitúa en ese lugar sin lugar ubicable. Con él arranca el tramo particular de un sinuoso recorrido que está claramente delineado en el ensayo.

La incursión por el trabajo freudiano -Psicología de las masas y análisis del yo- deja en suspenso el mismo concepto de sujeto, sea considerado en su dimensión trascendental o en su constitución estructural. Así el sujeto, en el discurso freudiano y en el proceso histórico, ha explotado en su núcleo más íntimo siendo, entonces, la diseminación, el movimiento y la complejidad los que deberían caracterizar sus devenires específicos y su trabazón con el acontecer de la subjetividad.

De ese modo se abre paso al segundo componente: La problemática de la subjetividad. Un ensayo, una conversación; donde ella es enfocada desde un concepto que es puro acontecimiento. En esto estriba su univocidad, entramado y multiplicidad en acto que rehuye cualquier unidad o pluralidad fijadas a priori.

Dichos asuntos siguen desplegándose en el último eslabón del tríptico, Ensayos sobre el pensamiento sutil. Sutil más allá de toda sutileza. Ahora es el juego de la letra el que pone las reglas. La desterminación, la differance y la krítica son los desafíos arrojados y explorados por un pensamiento “sujeto” de sus decisiones más singulares.

Finalmente, en cada uno de los ensayos permanecen tendidos, expresa y concientemente, los hilos con que se teje el escrito siguiente. Hilados que requieren su propio diagrama, pero también hitos que señalan el rumbo hacia una meta cuya llegada es el mismo punto de partida lanzado a sus incesantes transformaciones.