Las ciudades construyen espacios sociales donde podemos visualizar el despliegue de diversas prácticas corporales. En el mapa de la ciudad se expresan procesos de permanencia y cambio de manifestaciones culturales del cuerpo de sus habitantes. Los ciudadanos ejercen un protagonismo destacado en la experimentación de múltiples opciones corporales a la carta disponibles en el catálogo. Son productores de nuevos sentidos sociales, preservadores de patrimonios corporales y motrices, impulsores de nuevas formas de exploración en inéditas propuestas corporales, promotores de otros modos de sensibilidad, compositores itinerantes de trayectorias biográficas en el campo de las actividades físicas. La ciudad nos ofrece la posibilidad de obtener otra visión de las tendencias corporales, descubrir historias, lugares ocultos y tramas de relaciones humanas con sus específicos encuadres de realización corporal. El hallazgo de estos materiales es crucial para la construcción de otra mirada, capaz de describir, sistematizar y empadronar las proposiciones corporales existentes y además, potenciar la interpretación de las expectativas sociales que catapultan a la inscripción de los sujetos en la elección de incursiones corporales tradicionales y emergentes en la ciudad.